+ Noticias

Los personajes del Chavo que roban sonrisas en las calles de Cali

Por: Karen Oviedo, Jeison Arévalo, Mayerlin Ledesma, Anyela Villota, semillero de periodismo de la UNIAJC

El sol está radiante, el cielo se pinta de extremo a extremo de un azul tan abundante como el mar. Tal parece que es igual por todas las calles de la ciudad. Entre el bullicio de los autos y el rumor de la gente, en un sector de Bochalema, ubicado al sur de Cali, un semáforo parpadea incansablemente, dictando el ritmo del tráfico bajo sus luces. Una pareja, vestida de manera llamativa, se instala en una esquina, atrayendo la atención de los transeúntes.

A la distancia se observa un coche, al lado, un equipo de sonido en el que reproducen las canciones que requieren para su show, mientras la luz del semáforo permanece en rojo. Su vestuario es inconfundible y al instante le trae a las personas recuerdos y momentos emblemáticos del ‘programa número uno de la televisión humorística’. Uno de los personajes lleva una gorra que lo caracteriza, su camiseta a rayas, sus tirantes color anaranjado, pantalón corto y  zapatos, mientras sostiene un balero en su mano. A su lado, lo acompañan esas coletas tan características, las traviesas pecas en su rostro, las gafas y un colorido vestido de verde, amarillo y rojo. 

Con el brillo en sus ojos y la sonrisa como su mejor herramienta, Diego Fernando y Argelis Bravo, han convertido las calles de Cali en un escenario de alegría. Desde hace 25 años, estas dos almas dulces han tejido su vida alrededor del arte de hacer reír, unidos por el amor y la pasión por la comedia. 

Destino en las risas

Diego, conocido como el entrañable payaso del circo, siempre supo que su destino estaba entre las risas y los aplausos. Con un talento innato para la comedia y un corazón generoso, ha dedicado su vida a arrancar sonrisas donde quiera que vaya. Su compañera de vida, Argelis, encontró en la magia de trabajar con niños su verdadera vocación. Juntos, con sus dos hijos, han formado un sólido equipo donde la risa y la unión familiar son la clave de su éxito.

Los artistas urbanos encuentran que los controles de tráfico no son una garantía de llevar un sustento a casa. Su jornada inicia a las 10 de la mañana y termina a las 5 de la tarde, a diario pueden enfrentar situaciones tales como el malabarista que llegó antes al semáforo, el clima inclemente, falla en los semáforos o una falta de acogida del público.

El Show, en Cali

El semáforo se pone en rojo y suben el volumen de su parlante. El  Chavo, con su balero hecho con un tarro atado a un palo con una cuerda, intenta insertarlo con una mano, mientras que La Chilindrina baila, y juega con sus coletas. Acto seguido, ambos lloran y entrelazan los brazos danzando en círculos. La función termina cuando le da la ‘chiripiorca’ al Chavo, y La Chilindrina con un movimiento sincronizado, lo despierta de una patada, sin más, se acercan al público para recibir algunas monedas o una sonrisa de agradecimiento. 

Estas figuras se han ganado el corazón y aprecio de los transeúntes en Cali, aún cuando no hay una luz roja que los detenga, gritan sus nombres para atraer su atención.

Nosotros somos grandes admiradores del ingenio para la comedia del señor Roberto Gómez Bolaños. Nos sentimos orgullosos de representar estos personajes y claro con todo el respeto. A parte de que tenemos características físicas que nos asemejan a los originales- dice el Humorista mientras juega con sus tirantes.

Presentar un show no les impide ser observadores activos de sus contextos, han aprovechado su arte para concientizar a la población. Recientemente realizaron una campaña junto a la Policía en contra de la explotación infantil en el municipio de Jamundí, así con su imagen cautivadora y gran carisma continúan conquistando corazones con sus videos en redes sociales. 

‘Colombia Celebra a Chespirito’

Este dúo a lo largo de su carrera ha tenido varias anécdotas, una de ellas en la ciudad de Medellín, cuando se presentaron al concurso de televisión ‘Colombia Celebra a Chespirito’. Llegaron al centro comercial en el que habían muchísimas personas esperando esa oportunidad, pasan el primer filtro, luego van a Tele Medellín, en dónde iba a ser la última prueba y estaban como jurados: Edgar Vivar el ‘Señor Barriga’, Yaneth Waldman y Diego Marín. 

-A Diego lo vimos discutiendo por celular, así que en ese momento no nos miró. Sin embargo, por parte del Señor Barriga nos dio el sí, Yaneth nos tenía en duda, por lo que pasó la vocería y Marín nos dio un no- dijo el intérprete con gran nostalgia.

 

Una nueva vecindad en Cali

En la capital antioqueña les iba demasiado bien, había trabajo por montón. Durante su estadía, la agenda no daba para más. Dos, tres, hasta cuatro veces, cada domingo se comunicaban con ellos para agendar sus servicios. Algunas personas les ofrecían mucho más dinero. Sin embargo, el sueño de instalarse parecía lejano, les regalaron un lote en un barrio de Bello, Antioquia. Una señora les vendió otra parte y agrandaron más el terreno. 

-El Gobierno dijo que era de alto riesgo, lo que llevó a la evacuación de 185 familias, entre ellas nosotros. Dijeron que iban a dar vivienda, un lote y así nos tuvieron hasta hace dos años que fue el último pago que me llegó por el Banco de Bogotá del arriendo. Que no podían pagar el arriendo porque no estaba en Antioquia-dijo el artista mientras veía pasar el tráfico. 

Finalmente, sin tener un lote en el cual estabilizar su hogar, tomaron la decisión de irse a Cali, ya que la familia de ambos reside en la ciudad.

‘Tenían que ser El Chavo y La Chilindrina’ 

Entre risas y gestos de bondad, el dúo de cómicos continúan su travesía por las calles de Cali, llevando consigo el legado de la alegría y el espíritu inquebrantable de quienes dedican su vida a hacer del mundo un lugar más luminoso y acogedor.

Pero su historia no se limita a la comedia. En medio de su rutina diaria, el destino los llevó a cruzarse con el dolor de una pequeña discapacitada, cuyo único consuelo era escuchar las aventuras del Chavo. Los intérpretes se encontraban realizando su show en el Parque de las Banderas, mientras una mujer los observaba, al finalizar les expresa el deseo de que su hija los pueda ver, pero le resultaba difícil porque no tenía silla de ruedas, a pesar de no tener dinero, la pareja se ofreció a ayudar. 

Causa benéfica

A través de su canal de YouTube hicieron una recolecta  para que la gente donará desde dos mil pesos para comprar la silla de ruedas ortopédica, el video obtuvo más de 2 mil reproducciones, de las cuales solo 30 personas donaron. Realizaron un vídeo para dar las gracias a las personas que colaboraron y explicaron que no fue posible alcanzar la meta, pero la generosidad de la comunidad, junto con un golpe de suerte, hicieron posible el milagro. Con lágrimas de gratitud y sonrisas de esperanza, entregaron el regalo de la movilidad a la pequeña, demostrando una vez más que la verdadera magia reside en el amor y la solidaridad.

(Puede interesarle: ¿Por qué les tapamos la cara y les decimos «Presuntos» delincuentes?).

El semáforo puede parar el tráfico, pero no el paso inevitable del tiempo. La movilidad es una de las principales preocupaciones de los habitantes de las grandes ciudades, no solo en Colombia sino en el mundo. Según el informe de la empresa Inrix, está liderado por Londres (Inglaterra), en donde los conductores perdieron el año pasado 148 horas, en el segundo lugar está París (Francia) con 140 horas y en el tercer lugar se encuentra Bruselas (Bélgica) con 134 horas. En Bogotá (Colombia) con 94 horas; y Medellín con 53 horas. Sin embargo, en Cali fueron 51 horas en las que la  espera en el semáforo se ha convertido en el arte de hacer reír, tejiendo una experiencia divertida y memorable.

Comparte

Más contenido de la ciudad de CALI - Síguenos en Facebook, Twitter e Instagram